Musicoterapia en la Infancia – TOMO 1
Musicoterapia en la infancia- TOMO 1
Autores:
Gustavo Gauna
Alejandra Giacobone
Luciana Licastro
Editorial DISEÑO
Primera Edición 2015
Impreso en Argentina
Indice
Prefacio
Después de diez años de compartir como equipo nuestra experiencia en musicoterapia en los ámbitos clínicos, clínicos-hospitalarios, educativos, de formación y académicos, nos ha surgido desde el equipo de Musicoterapia en la infancia, la necesidad de mantener una publicación en un modo de actualización permanente. Y la razón de esta inquietud nos la ha dado el ejercicio de compartir con curiosidad y responsabilidad, los constantes cambios y las permanentes modificaciones en las necesidades de la infancia.
Posicionados en una “epistemología de la salud”, es este trabajo un intento de comprensión lo más amplia posible de las complejas interrelaciones que implica para un niño, para los niños, crecer hoy en día. Por esto, es nuestro compromiso profesional, brindar nuestro aporte a una intervención clínica en musicoterapia en la infancia, de actualización permanente. Es esta la idea de Musicoterapia en la infancia, Tomo I, que en sí misma lleva implícito el compromiso de una continuidad en otras publicaciones similares en el lapso de los próximos años.
La propuesta, como equipo de profesionales musicoterapeutas, de esta continuidad está centrada en tres dimensiones:
- Nuestra percepción de una necesidad de actualización permanente sobre los distintos modos en que los niños van percibiendo y construyendo sus modos vinculares en este mundo.
- Nuestra permanente ocupación relacionada con los aspectos cualitativos de la escucha, esta característica propia de nuestro ser y hacer profesional.
- Nuestra dedicada atención al rol del profesional musicoterapeuta en la constitución de los intercambios sonoros en la infancia.
Ir en búsqueda del conocimiento pertinente, entrenar nuestra percepción y prepararnos como artistas y artesanos en la construcción del vínculo, conforman el espacio ético de nuestro hacer profesional.
Prólogo
En un ejercicio retrospectivo nos surge hoy con claridad los aspectos directrices de lo que fue nuestra formación profesional; fuimos formados en un paradigma en donde lo importante a conocer era la enfermedad. Estar preparado para ser terapeuta de niños, estaba centrado fundamentalmente en el conocimiento científico sobre las patologías reinantes. Es más, lo que se evaluaba del alumno universitario, era su sapiencia sobre los cuadros descriptos en las patologías en la infancia. Nos era imposible hacer desarrollos en musicoterapia si no se definía –tarea que solo podía realizar otro profesional– la patología del niño.
Sumado a esa impronta de nuestra formación profesional, había también otras realidades a considerar. Era aquella una infancia pasiva, producto de una presencia del conocimiento adulto, que por medio de la ciencia explicaba el único camino a la cura. Pero algo fue pasando y es un hecho difícil de negar como en estas últimas décadas los niños han ido construyendo su propio protagonismo en sus relaciones con el mundo de los adultos. Su lenguaje precoz, sus ideas desopilantes, su fineza perceptiva, su descaro expresivo, su memoria interrogativa, son parte de una cultura que ellos también han generado. Ya no son pasivos ni son los mismos. Ellos han cambiado, se han corrido de cierta pasividad y exigen nuestro cambio en la comprensión. Las necesidades de un niño que sufre, hoy están muy lejos de ser reflejadas en la sintomatología de una enfermedad determinada y descripta.
Ha devenido una cultura que nos brinda a todos más recursos en la vida social, la comunicación y las formas de los intercambios. Y la musicoterapia –que se ha desarrollado con buenas prácticas en el campo de la salud y educación–, viene a rescatar las formas en que el lenguaje del arte en su dinámica genera diálogo y comunicación.
El rol del profesional musicoterapeuta –a partir de los avances académicos en la formación y de la incorporación a campos más amplios de ámbitos laborales–, ha pasado de una tímida actitud a una presencia valorada en los campos de abordaje en salud y educación en la infancia.
Es a nuestro entender entonces, que con los cambios culturales, sociales y tecnológicos surgidos en las últimas décadas, el lugar del conocimiento como dato objetivo es cada vez más flaco en función de la salud y el buen vivir de los niños. De hecho la complejidad del mundo actual, no permite pensar en un solo tipo de conocimiento como resolución única y final de una problemática que causa dolor. Siempre será necesaria una mirada y una estrategia que se comprometa con una comprensión amplia, a la vez que integral, de las necesidades en la infancia.
Es que las innumerables variables en las conformaciones vinculares en la infancia son la consecuencia de la proliferación de fenómenos estéticos y sus respectivos modos de comunicación, que son ya improntas propias y permanentes de nuestra cultura. Los niños ya dominan desde muy pequeños muchos códigos de los intercambios comunicativos, y esto hace indefectiblemente a sus formas de vincularse; o sea, de sanar y de enfermar.
Por todo esto, este equipo de trabajo considera la actualización permanente como un eje en el compromiso ético de su trabajo como agente de salud.
EQUIPO MIN
Gustavo Gauna
Alejandra Giacobone
Luciana Licastro
Buenos Aires, agosto 2015