Reflexiones preliminares sobre las Cualidades sonoras de los intercambios

Autor: Lic. Luciana, Licastro

Los bebes vivencian un valor de sentido expresivo, mediante cualidades perceptuales modales; (la forma, el nivel de intensidad, el movimiento y el ritmo). Este mundo de unidad perceptual forma y construye la experiencia, aquella que hace referencia a un estado de “entonamiento afectivo” (Stern, 1991). Esta experiencia se manifiesta en los modos de vínculo y expresa la intersubjetividad, es decir un estado afectivo compartido. Las cualidades sonoras de estos intercambios se promulgan mediantes términos dinámicos: producciones fugaces, intermitentes, explosivas,. Estas producciones son los modos expresivos (observables en la interacción de la diada) que reflejan la singularidad. Conjuntamente acompañan a estos gestos sonoros espontáneos múltiples procesos vitales como respirar, eliminar, sentir hambre. La relación de estos términos dinámicos de producción y los procesos vitales nos expresan una emoción, un sentimiento, conducta y/o estado de ánimo.

La naturaleza de los patrones sonoros de la interacción madre-bebe tienen su iniciación en la sensibilidad,( lenguaje afectivo que expresa lo sensible) Esta sensibilidad se manifiesta en el timbre de voz y en la armonía.

Timbre de voz “como cualidad resultante de la relación forma y materia sonora” hablamos de lo modal del sonido narrado (Pérez, 2006) y en la armonia, como punto de contacto resonancial. “De armonías consonantes” nos va hablar la musicoterapeuta Ana Arias. Ambos parámetros sonoros de la interacción intervienen en las producciones y dan lugar a las múltiples modalidades y cualidades sonoras, con el propósito de intensificar el amoldamiento y el cuidado maternal. El uso de la entonación-variación tonal- en esta primera etapa temprana sirve más para la “comunión” que para la “comunicación”, es decir para compartir la experiencia sensible y para darle al niño un sentido de la emotividad compartida que no es traducible linealmente, sino que es una vivencia que refiere intensidad (tonicidad de las cuerdas vocales, fuerte-débil) con el grado de tensión-distención emocional. Esa experiencia compartida, evoluciona sostenida y organizadamente de manera rítmica, con cierta periodicidad y temporalidad en cada gesto, sonido; en cada señal. La comunicación, manifestada en producciones-estructuras sonoras en cambio nos remite a otra fase donde podemos reconocer una direccionalidad y/o funcionalidad ligado a intercambiar o trasmitir información.

Estas características de valor del sentido expresivo nos transportan a la clínica musicoterapéutica y son fundamentales para comprender el análisis de las cualidades sonoras y la escucha atenta del musicoterapeuta. La especificidad de la escucha atenta del musicoterapeuta no toma como objeto principal de análisis el campo del significado lingüístico ni el campo de lo musical, en tanto ámbito reglado por un código y una sistematización específica y/o convencional. Sin embargo, existen y podemos identificar otras cualidades sonoras que rememoran aspectos musicales. En nuestra clínica estas cualidades sonoras son perceptibles en las producciones expresivas que se despliegan en las sesiones a través de:

El uso de secuencias sonoras y la variabilidad emotiva.

El procesamiento de variadas modalidades expresivas.

La regulación afectiva, entonación y modulación

Estas cualidades sonoras expresan los indicadores de salud motivación, iniciativa y creatividad (Licastro, 2008)

Por otro lodo podemos también identificar en nuestra clínica Cualidades de las producciones sonoras expresivas: los modos de alternancia, la sincronía y las formas de repetición–variación (Español y Shifres, 2003. Son cualidades sonoras expresivas que se desarrollan en un proceso terapéutico espontáneo, es decir en la relación dinámica terapeuta-paciente. Son producciones procesuales que arriban de un constructo específico según cada singularidad. Cuando este proceso no se da de manera espontánea en la relación terapeuta-paciente, las intervenciones del musicoterapeuta apuntan a la configuración de estructuras sonoras cada vez más ajustadas y a construir la multiplicidad de experiencias que con cierta periodicidad refuerzan la intencionalidad en los modos de comunicación y el lenguaje verbal.

Cualidades de las producciones sonoras expresivas:

MODOS DE Alternancia: las oscilaciones de una pauta sonora de la interacción que recorre la creación de producciones/secuencias se desarrollan por actuación por turnos. Esta es la Capacidad de tomar turnos en un dialogo sonoro.

MODOS DE Sincronía. La realización simultanea, la anticipación fluida y continúa, que permite el movimiento y la plasticidad para ajustar un dúo compartido. Ambas cualidades permite que se instaure en la diada o en la relacion terapeuta -paciente una sintonía mutua de sentimientos dinámicos.

MODOS DE repetición-variación: las interacciones – producciones – secuencias se organizan en una modalidad que utiliza la repetición en todas sus formas posibles, pero al mismo tiempo las producciones no se repiten de la misma manera si no que presentan sutiles variaciones (velocidad, suspenso, pausa), las mismas permiten la construcción de variables propias para la progresión de la producción expresiva sonora y la creación de nuevos círculos de la comunicación.

Comentarios

Nuestra clínica nos invita a reflexionar sobre aquello que suena; cada golpe cada sonido y/o melodía nos propone una escucha en movimiento hacia los modos de la propagación, extensión y culminación de esos “sonidos que dicen”.

Cada cadencia, cada pausa, silencio, es materia sonora perceptible en las producciones expresivas y nuestra escucha atenta se detiene en cada acentuación y puntuación; en cada velocidad y densidad para dar aproximación a una futura experiencia vincular.

Por último, las cualidades sonoras de los intercambios nos expresan modulación, entonación y envoltura.

La modulación en relacion a la corporalidad, variabilidad y sentido.

La entonación, como la entiende Stern, es “entonamiento afectivo”

La envoltura, también siguiendo a Stern, implican tacto, sonido, movimiento y posición, es decir, los cuatro elementos que “envuelven” al bebe ante el llanto provocado por el hambre.

Referencias bibliográficas

Español, S. y Shifres, F. (2003). “Música, gesto y danza en el segundo año de vida: consideraciones para su estudio”. III Reunión Anual de SACCoM, Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Pérez, E. (2006). La entonación. Aportes para la comprensión en la escucha clínica musicoterapéutica de niños. Tesis de licenciatura en Musicoterapia. Universidad Del Salvador.

Stern, D. (1991). El Mundo Interpersonal del Infante. Una perspectiva desde el psicoanálisis y la psicología evolutiva. Buenos Aires: Paidós.

Licastro, L. (2008). “La Musicoterapia y la clínica en niños en el ámbito de la Salud pública”. Sobre la intervención del equipo de Musicoterapia del Hospital General de Niños “Dr. Ricardo Gutiérrez”. En Gauna, G. y cols. Diagnóstico y abordaje musicoterapéutico en la infancia y la niñez. La Musicoterapia en los actuales contextos de la salud y la educación. Buenos Aires: Koyatún.