Del Arte, ante la Violencia

Del Arte, ante la ViolenciaDel Arte, ante la Violencia

La musicoterapia en su estudio clínico, ante la percepción de lo violento en la educación y la transmisión cultural.

 

Autor Gustavo Gauna
con colaboración de Silvina Bisca

Editorial de Nueva Generación
Impresoen Argentina

 

Prologo

El arte es tiempo que anticipa lo que aún no se vislumbra.

Este libro es fiel al postulado que lo habita. Debe leerse con actitud sospechosa, con la atención puesta en la superficie del texto y al mismo tiempo en las formas que se prefiguran en ella, acechando al lector ciertamente audaz que ya se ha aventurado en sus páginas.

La pérdida histórica del intercambio social, de la oferta y la demanda de fuerza de trabajo, fractura y excluye. Paradojalmente, la exclusión de la masa es una especie de autoexclusión de los que excluyen. La utopía del country. Por otra parte, el proceso de fractura, fractalización reproductiva, proliferación cancerígena de grupos que postulan ofertas de identidades, es la muestra obscena, perpleja, de la disolución de lo social por inutilidad. El proceso de disolución, fatal, de la red social, deja un cuerpo con el que no se sabe qué hacer. Un “corpus violentus”.

El texto comienza en la clínica musicoterapéutica propia de estas latitudes, y desarrolla teoría. Senderos por recorrer en un bosque denso. Pensamiento estético en Musicoterapia.

 

Permite dos postulado macro:

a) No importa tecnología de resocialización desde Manhattan.
b) Propone una proliferación densa de una red teórico-clínica que, en un acto de justicia y agradecimiento, devuelve a otros campos del Saber los aportes que hicieran a la Musicoterapia durante más de 30 años. El encuentro con lo violento en la clínica musicoterapéutica con pacientes víctimas de abuso sexual, planteó a Gustavo Gauna la necesidad de una entidad teórica, lo sombrío, territorio en el que es posible la deconstrucción de formas de vínculo violentamente clausuradas y la apertura a la posibilidad. El desarrollo de la movilidad tanto en el discurso sonoro como en la tonía muscular es la materia en la que se sostiene la praxis clínica en Musicoterapia. No es el verbo, es la forma. Génesis de la posibilidad de sentido. Lo que la violencia clausura es este desdoblarse de materias organizadas y sentidos posibles. Cuando la obligación de sentido se ha impuesto sobre la forma, entonces la misma forma, ahora el vínculo, ES lo violento.

Nadia, agradecida por su nacimiento expresivo, lejano al lenguaje verbal, dice todo sin necesidad de un recupero conceptual-intelectual. Evade la necesidad explicativa pero no pierde la capacidad de la propia comprensión, ni para ella misma ni para quien la escucha.

Luego, las analogías y abducciones formales conducen al autor a escuchar lo sombrío en toda la extensión clínica en que la Musicoterapia se ejerce, en la educación y en los medios masivos de comunicación. Condiciones de producción de lo violento.

Como todo cuerpo, se descompone y disgrega. Contamina. Atrae a las hienas y los buitres que se alimentan de los fragmentos del cuerpo social que, estallado en células inestables conformadas en derredor de un núcleo mediático, una iglesia, también mediática, un club de fútbol en el que ya no hay actividad social, sino que solo queda el símbolo herido y vacío de la bandera, un grupo de música que parece ser la voz, la letra, el sonido de la Clase, la vieja Clase, y que desaparece en cuanto la política del productor o la grabadora cambia. Pero lejos de producir en la masa agonizante, un sentimiento de pérdida, la nostalgia de lo que ya se fue pero existe en un imaginario colectivo, no produce, casi nunca, casi nada. (Hoy le hago el aguante a Chicago, mañana seré devoto feligrés de la Iglesia Universal, ayer fui fana de Flor de Piedra, vieja, pero de eso ya no tengo memorias, no hay donde guardarlas).

El libro debe ser leído con reposo, cuidando los contornos, porque permite vislumbrar consecuencias que ni Gustavo Gauna ha imaginado. La clínica en Musicoterapia que textura el libro es pensada, (y sentida) como la instalación o reinstalación de la conversación, siguiendo ideas de Hans Gadamer, de la co-construcción, del espacio, de la Improvisación Libre. Espacio inaugural. Es la apertura o reapertura de cierta instalación dominante, violenta, en la que una disciplina de la forma del vínculo se ha impuesto produciendo sufrimiento, es patología sintomática de la violencia. Violencia evidente. Pero cuando la instalación es cultural, premeditada o no, entonces es violencia instruida por procesos educativos, sin lugar a alternativas. Violencia no evidente. El síntoma es social, el paciente no es un sujeto individual, sino que sujeto colectivo: barrio, color de piel, localización geográfica, instrucción escolar, supuestos hábitos, trabajo, falta de trabajo, capacidad de consumo.

El docente solo está preparado para escuchar lo que enseña. La “Tentación educativa”: Pensar que donde no aparece, no hay. Pensar que donde no hay, hay que llenar. Lo violento es seguir cambiando de sistemas y programas educativos, mientras no se prepara al docente para poder tocar y mirar al alumno.

Violencia como imposibilidad de mutación significante. Cuando el signo se postula a sí mismo como único, entonces es violento. La cualidad dramática de la violencia instalada en el sistema social es la restricción progresiva de alternativas.

a) Semánticas: Relaciones del signo con lo re-presentado. Relación esencial en la función de Verdad que soporta el pensamiento moderno y en especial y espectacularmente, el discurso y método de la ciencia.
b) Pragmáticas: Usos del signo por parte un interpretante (usuario, consumidor). En el pensamiento de Mercado el valor del signo no es permanente. No es valor-verdad, sino que valor-uso. Las relaciones de poder-dominación pasan de detentar la verdad y su control, al control del uso del signo.
c) Sintácticas: Las relaciones formales entre signos se disciplinan. La existencia, mediática, de los discursos estéticos, en particular la música, acontece bajo el reinado de modelos mediáticos que disciplinan la producción estética. Las organizaciones formales sólo son las que permiten los formatos de la T.V., las radios, los video-clips, etc. La eficacia del texto en permitir el pensamiento, el diálogo, se explica, aunque no totalmente, por la postulación de los territorios desde donde los musicoterapeutas abordamos lo violento. Territorios compartidos con otros profesionales.

Territorios de necesaria polifonía de pensamiento y practica.

a) Las ciencias de la Salud, Salud Mental, en ocasiones llamadas ciencias del comportamiento. Haciéndose cargo de la violencia como síntoma individual y/o social.
b) La Educación como ciencia (o práctica) de la construcción de vínculos sociales. Instauración sistemática de una cultura. Instrucción y concepto de “realidad”.
c) El Arte, que supone formas. Estéticas del vínculo cuando mira hacia el tejido social. vd) Los medios masivos y sus actores. Y su ética. El libro es fiel a sus dichos. La violencia es un objeto transdisciplinario.

Permite preguntas de contagio. ¿Qué es el éxito clínico?.

a) Readaptación social: Integración al sistema o modelos de vínculos dominante.
b) Constitución de un Sujeto consumidor: Integración del sujeto a la cadena de producción y consumo en los términos que demanda el Mercado.
c) Subjetividad abierta: Capaz de producción de signos asignificados, vinculares (Arte, música como paradigma). Postulación de una singularidad no disciplinada en cada vínculo, en cada relación. Una inteligencia estética y constructora de libertad. Permite el ensayo de presunciones.

Grupos de poder que intentan estabilizar determinado modo perceptivo.

Los planes de contención social son el aparente intento de sostener a la horda en calma, agonizante. Una presa arrojada a las masas, bestias, famélicas, para tomar distancia, mientras el cuerpo moribundo parece volver a la vida frankesteinianamente motivado por un choque eléctrico de poder aglutinante e ilusorio. Forma de la existencia mediática, televisiva, publicitaria. Forma de pantalla cóncava y total en la que hacemos zapping con nuestra subjetividad, sólo que el control remoto lo tiene el aparato.

El agredirse es casi ceremonial, es condición de permanencia. Ritual, espacio propio de los niños en donde el adulto educador o terapeuta no tiene código de entrada (…) el circunstancial contrincante es un aliado en la preparación de una cultura (…) la agresividad, no simplemente como conducta de afirmación, se instaura en el marco de una expresividad subjetiva y permanente.

Así, la construcción de una cultura donde la ética del vínculo es la ética de Mercado, la competencia como forma institucionalizada, global y violenta de exclusión, marginación y muerte, sostenida en el proceso mediático-comunicacional de construcción e imposición social de valores violentos, donde el centro de la escena es ocupado por la competencia: “Si algo no puede nacer de la competencia, eso es el lenguaje” (Humberto Maturana).

Lo violento es la explicitación de la falta de opción posible.

Extendamos aquí al Arte y a toda cualidad expresiva la afirmación de Maturana. No hay alternativa a la postulación de vínculo de la competencia cuando ella misma es un valor social para el que se educa y en el cual se forma cultura desde los medios masivos de comunicación. Su único destino es la destrucción de la red social, del diálogo y de la consideración de un Otro como posible. La competencia sólo concibe al Otro como un problema a eliminar, entonces, la exclusión es el Bien. He aquí el pensamiento violento que preocupa a Váttimo.

Es la distinción de Nancy,
cuyo concepto remite a la radio (lo estático).
Es la distinción de Nancy,
cuyo devenir formal remite
a los brazos aventurándose en el teclado (lo estético).

Es la distinción de Gauna, el tiempo de una textura estética de la Salud, la Educación y el vínculo. Concepción estética de la trama social. La opción de la Musicoterapia, que anticipa lo que ya se vislumbra.

Gustavo Rodríguez Espada
Buenos Aires
Agosto de 2001